La Iglesia de la Inmaculada Concepción (Iglesia Matriz), también conocida como Catedral de Montevideo fue uno de los mojones de la ciudad colonial. La obra, iniciada por el ingeniero militar portugués Custodio de Saá y Faría y continuada por el arquitecto Tomás Toribio, con sus construcciones de volumetría simple, expresadas con austeridad, es representativa del neoclasicismo español.
El acceso se produce a través de un pórtico, para ingresar a un edificio de tipo basilical de tres naves y crucero, con cúpula apoyada sobre tambor cilíndrico.
Su construcción se concretó en varias etapas, partiendo de un proyecto original de 1790. La construcción demandó 14 años, aunque su fachada sufrió diversos cambios, el primero hacia 1860 y otro a mediados del siglo XX.
En 1804, estando aún la fachada sin revocar, las torres sin terminar y con piso de tierra apisonada, los vecinos de San Felipe de Montevideo asistieron a la consagración de su Iglesia Matriz que, junto con el Cabildo, eran los elementos de referencia de la ciudad hispánica.
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